El día que Fabian se comió la Luna


- y cuentas a hasta tres, sin respirar, cerrando los ojos, ¡no vale espiar!
- pero no funciona, ya lo intente y no puedo.
-no digas que no puedes - le dijo al pequeño Fabian - lo que sucede es que no lo deseas con suficiente fuerza.
- pero lo he echo cierro los ojos, cuento hasta tres, sin respirar, y me imagino como sera, y no puedo llegar - reclamo el pequeño Fabian irritado.

todas las noches Fabian cerraba los ojos, pensando en ella, en como seria, enrollaba su delgada y pequeña colita de tanta emosion, si tan solo pudiera tocarla; y durante el día se la pasaba imaginando cual seria su olor, oleria dulce como la miel, o como la mermelada de fresa, o seria salada como el queso. Revivia una y otra vez la primera vez que la vio, hermosa, iluminada por los reflectores de la panaderia, siempre estaba hay como esperando el día que el se animara ha acercarse, en el mostrado de la panadería, era resplandecientemente hermosa.

Tobias su hermano mayor le había contado como era ella, pero nada se comparaba con la primera vez que la vio...no debia verla estaba prohibido, los pequeños ratoncitos no debían salir de la madriguera, y lo mas importante, no debian verla, porque entonces perderían la razón y si el pequeño Fabian la había perdido, había perdido la razon, la locura por ella lo tenia completamente embobado. Tobias le había contado las leyendas de como valientes ratones salían en las noches y la contemplaban y se volvían locos y tratando de alcanzarla morían. 
¿Pero, cómo era posible que ella siendo tan hermosa tubiera ese poder, se veia tan pura?

Dia, a dia la necesidad de tenerla cerca iba consumiendo a Fabian,tanto asi que Tobias se dio cuenta de sus desapariciones cada vez mas seguidas, de su delgadez, de como se estaba volviendo un ratoncito muy callado.
y es que Fabian esta planeando la mejor manera de lograr estar con ella, él no fallaría, él conseguiría estar cerca de ella.

y llego el día, ya estaba todo listo, fabian espero que llegara la noche, salio, de su pequeña madriguera, corrio con sus pequeñas patitas, lo mas veloz que pudo hacia la panaderia, era el día, la contemplo a travez del cristal por ultima vez, deseando tenerla, y entro a la panaderia por un pequeño huequito en la puerta de madera que había roído en la ultima semana.

un chillido penetrante se alzo desde la madriguera, Tobias alarmado buscaba a Fabian por todos lados, si mamá ratona se enteraba que lo habia perdido, seguramente le espera el peor castigo que se pudiera imaginar, salio a buscar hasta los limites de los tuneles y no estaba. El castigo seria eterno eso si podia imaginar, envejecería antes de que terminara,  de repente por una rendija, descubrio unos ojos que lo observaban...era Fabian escondio en huequesito del tunel, todo avergonsado salio.

-¿qué paso? ¿qué hiciste?- le espeto Tobias, medio molesto y medio aliviado.
una delgada franja blanca asomaba en el hosiquito de Fabian.
- no lo pude evitar, lo siento, yo no queria- comenzo a lloriquiar- pero es que ella, y yo habia querido tanto, y solo soñaba con ella.
- ¿qué hiciste?- pregunto Tobias cada vez mas alarmado.
histerico, avergonsado, entre chillidos, gemidos y lloriqueos Fabian contesto:
Me comi la Luna

Tobias no pudo aguantar mas la risa, su pequeño hermanito se comio el gran malbabisco blanco que decoraba el mostrador de la panaderia.
que era la luna de sus cuentos inventados para dormir.

mamá llego al día siguiente, y le dio un jarabe a Fabian pues comerse la luna le había causado una gran indigestión. 

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